Galatea lloraba entre las sábanas; intrigado, Pigmalión le preguntó el motivo.
—No es nada, querido—respondió ruborizada—. Es sólo que no me explico por qué tengo los pies helados.
La miró con ternura, se arrodilló frente a la cama y, tomando sus pies entre las manos, le dijo:
—Te voy a contar una historia. Había una vez un hombre enamorado…
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Marti Lelis / Tomado del libro A propósito de San Juan y otras miniaturas, Premio Estatal de Cuento “Beatriz Espejo” 2015, Tlaxcala.