Fragmento CCVIII
Vaca muerta
Marti Lelis
Éramos más de diez los secuestrados y nadie hacía intentos por salir de las tinieblas de nuestro encierro. Alguien tenía un fósforo, pero lo agotó encendiendo un cigarrillo y ahora miro el color naranja de la brasa que sube y baja. “¡El que sigue!”, había estado diciendo una voz a cada pocos minutos y nos fuimos haciendo menos; la última vez nadie se movió, sólo la punta del cigarro.
En el silencio se oye una gotera. Con este calor pronto comenzará a oler a muerto, pienso. Y la oscuridad que no amaina, este no vernos que nos aterra. Las cosas vistas ayer, hechas recuerdo, ahora pueblan la oscuridad: contra la pared del fondo, nosotros; en una esquina, la vaca. Ya ni siquiera se escucha el movimiento inquieto del animal, su resuello que nos acompañaba.
La lucecilla del cigarro se extingue. “¡Por hoy fue todo!”, dice la voz desde afuera. Creo que sólo quedamos el fumador y yo, pero no hablamos, la oscuridad nos agobia y ahora estoy seguro de que la vaca está muerta.
***
Marti Lelis / Libro de los fragmentos

Esa muerte dolorosa que es la espera. Excelente mi buen .Abrazo grande, lo comparto.
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Gracias de nuevo Rubén. Abrazos.
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