Fragmento CLXXIX
El de la piedra
Marti Lelis
Era una piedra de tamaño respetable. Afuera del súper siempre estaba el viejo, ido, con la piedra en una mano y con la otra pidiendo dinero. Como los demás, yo tampoco pude resistirme y le pedí que me dejara tomarme una selfie a su lado, con la piedra bien visible, su risa ingenua y desdentada; mi cara, divertida, para que luciera bien en mi Facebook. Siempre que voy al súper, ahí sigue el viejo, pobre y alegre. Nunca deja su piedra. Ya no me tomo fotos con él, pero la gente no para, es absurdo: cargar todo el tiempo con una piedra; uno diría que la ama.
***

Marti Lelis / Libro de los fragmentos