Fragmento CXCII
Caricias
Marti Lelis
—¿Me dejas ver tu colección? —dijo la muchacha. Y para él fue retraerse a la infancia, a las muchas canicas, álbumes de estampas de películas, a la caja de zapatos en la que guardaba bichos, arañas, escarabajos secos que al final terminaban hechos polvo. Ella lo miraba con esa mirada que lo devolvía a la colección de cordones, de trompos, de lagartijas y pájaros muertos.
—¿Por favor? —insistió.
Ah, y él cómo deseaba, en realidad, que ya no le hablara así, suplicante, tan hermosa y atenta cuando él dijera: “Sí, te enseñaré todas mis colecciones”, y bajaran la escalera metiéndose a la tiniebla tibia y acogedora del sótano donde ya tenía todo preparado, donde quedaría el gesto de sorpresa, el breve y último instante de comprensión, la oscuridad al apagar la luz.
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Marti Lelis / Libro de los fragmentos
