Fragmento CCXXX
Aniversario LIV
Otra vez de madrugada. Otra vez esta fecha. Cumple el ritual de abrigarse con su chaleco de lana y con su abrigo cuadriculado. El café ya está listo. El ritual de la palabra lo convoca a otro que es el de cada año en este día: ha cumplido un año más. Ya son cincuentaicuatro. Y son treinta y uno de estar volviendo al niño. El cuerpo aguanta, pero lo más importante es que aún tiene sus funciones creativas en su mejor punto. Cuerpo y mente avanzan en sentido contrario.
Otra vez desconecta la mano de escribir y la coloca sobre el escritorio. Sabe que ya no puede dejar de escribir. Su cumpleaños de escritura es el número treinta y uno, igual que de leer. Piensa esto mientras mira la mano desconectada; es decir, al pensar también escribe, y escribe como festejo. Vuelve a conectar la mano al brazo, aún tiene más cosas por decir este recipiente de mi alma, piensa.
Abre un libro, lee unas líneas. Ya está frente a la pantalla. La danza de los dedos interpreta la coreografía de sus quimeras. Está cumpliendo un año más y, fiel a sus rituales, oficia para la palabra.
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Marti Lelis / Libro de los fragmentos