1. No busquen ser originales. El ser distinto es inevitable cuando uno no se preocupa de serlo.
2. No intenten deslumbrar al burgués. Ya no resulta. Éste sólo se asusta cuando le amenazan el bolsillo.
3. No traten de complicar al lector, ni buscar ni reclamar su ayuda.
4. No escriban jamás pensando en la crítica, en los amigos o parientes, en la dulce novia o esposa. Ni siquiera en el lector hipotético.
5. No sacrifiquen la sinceridad literaria a nada. Ni a la política ni al triunfo. Escriban siempre para ese otro, silencioso e implacable, que llevamos dentro y no es posible engañar.
6. No sigan modas, abjuren del maestro sagrado antes del tercer canto del gallo.
7. No se limiten a leer los libros ya consagrados. Proust y Joyce fueron despreciados cuando asomaron la nariz, hoy son genios.
8. No olviden la frase, justamente famosa: 2 + 2 son 4; pero ¿y si fueran 5?
9. No desdeñen temas con extraña narrativa, cualquiera sea su origen. Robar si es necesario.
10. Mentir siempre.
Sobre el Decálogo.
El manuscrito original (dos cuartillas escritas a mano, sin datar) cuyo texto se reproduce aquí fue obsequiado por Onetti a Hortensia Campanella en los años ochenta y publicado en el libro-catálogo de la exposición Onetti: una larga confesión, celebrada en el Centro Cultural de España de Montevideo en 2005. Con algunas variantes, ha sido recogido en distintos lugares.
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