1. El microrrelato siempre deberá ser más que un texto; ocupar más espacio que la inane longitud de las palabras y decir más que la anécdota correctamente contada.
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2. Evitar, siempre que sea posible, el microrrelato-receta, la simple frase ingeniosa, el chiste y aledaños.
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3. No aspirar a escribir el microrrelato perfecto, mejor rascarle con un palito —pala o retroexcavadora— en las imperfecciones: ahondar en ellas hasta descubrir el tesoro escondido, petróleo, esqueletos o un montón de barro, pero que la búsqueda sea gozosa.
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4. Llevar al microrrelato todos los recursos del lenguaje, tener el valor de asumir el resultado.
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5. Escribir microrrelatos en clave poética, dejarlos mecerse al borde del poema.
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6. Escribir microrrelatos en clave ensayística, dejarlos mecerse al borde de las ideas.
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7. La elipsis es el alma del microrrelato; es la forma de decirle al lector que respetas su imaginación e inteligencia.
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8. No leer más de tres microrrelatos seguidos (también aplica para los poemas).
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9. Cuando elijas título para tu microrrelato, piénsalo con calma: desde ahí comienza el relato (o culmina, o lo es todo). Si eres lector de microrrelato: ¡atento al título! (por lo antedicho)
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10. Imágenes, atmósferas e interés humano: he aquí tres cosas para valorar en un microrrelato.
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Marti Lelis / De mi libro de ensayos
Muy acertado el decálogo. Me he permitido compartirlo en mi blog.
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