Fragmento CCXXXVIII
Historias de una Minificción – 7
Retruécano
Marti Lelis
Al jardín de la Minificción pequeñita, llegó un puñado alegre de textos chiquitos. Para organizar el juego, les puso nombres. Tú te llamarás Aforismo; tú, Epigrama; el risueño, Chiste; el serio, Sentencia. El último, que no se estaba quieto, le causaba una risa inexplicable a la Minificción pequeñita. Y tú te llamarás (y le daba más risa), Retruécano. Y dale a reír. No podía evitar imaginarse un pelícano retorcido.
Para que no te sientas mal, Retruécano, debes de saber que, si la gente no conoce tu nombre, no estás obligado a provocar carcajadas. Retruécano se sorbió los mocos mientras la Minificción pequeñita lo reconfortaba acariciándole los cabellos despeinados. Y con la otra mano contenía la risa.
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Marti Lelis / Libro de los fragmentos
