99
Yo, soldado
Padecí a mi bárbaro señor Gilgamesh, rey de Uruk, ciudad de barro, hasta que se perdió de tristeza y horror y fue a la búsqueda de la inmortalidad. Vi caer a la Ilión amurallada entre lamentos de madres por sus niños degollados. Supe de la venganza de Ulises cuando regresó por fin a su Ítaca, jamás olvidada. Conté los trece mil miembros amputados de los enemigos de mi faraón Merneptah. Yo andaba, siempre joven, de pesadilla en pesadilla, espada en mano, repartiendo la muerte que me tenían encomendada. Hablé muchas lenguas y corté otras tantas, en el nombre de mi señor, de mi tierra, y porque no padecieran mis hijos la misma suerte. A veces, sólo por abrirme paso. Samurai en Japón, español en Tenochtitlan, alemán en Europa, yanki en todos lados, así me ves llegar a tu siglo que comienza. Mírame y tiembla: soy yo, el soldado de los tiempos, soy tu hermano, tenme piedad, pero tenme miedo, no te conmuevas nunca con mi llanto.
*
Marti Lelis / Epifanías de bolsillo
CEREMONIA DE PALABRAS 